Los días más calurosos, especialmente, se tiende a prolongar el uso de aires acondicionados y ventiladores, abrir más seguido la heladera, eventualmente usar el lavarropas con mayor frecuencia.
Mantener la casa fresca permite espaciar estas conductas y, de esta manera, dosificar o reducir el consumo de kilowatts-hora y por consiguiente el monto que pagamos cada mes por el servicio eléctrico.
Apagar, incluso desenchufar los electrodomésticos
De los dispositivos eléctricos que se tienen en la casa, la gran mayoría emana calor pero sólo la heladera y el freezer deben permanecer enchufados las 24 horas del día. Con esta regla, vale recordar la conveniencia de apagar "incluso desenchufar" los aparatos que no usamos permanentemente: televisor, computadora, impresora, microondas. De este modo evitamos recalentar el ambiente y además combatimos el consumo eléctrico denominado "consumo vampiro".
Por otra parte, ante la disyuntiva de refrescar un ambiente con un equipo de aire acondicionado o con un ventilador, es bueno recordar que el primero consume 12 veces más energía que el segundo.
Y, es importante recordar que los que tienen calefones o termotanques eléctricos: se debe calibrar el termostato (ajustarlo acorde a la temperatura ambiente del verano) también contribuye a reducir el consumo de electricidad, además de propiciar baños reparadores contra el calor.
Verificar, limpiar, e hasta reemplazar
Conviene revisar periódicamente lámparas y electrodomésticos en busca de daños, fallas, defectos. Además de poner en riesgo la integridad física de los integrantes de la familia, estos desperfectos pueden incrementar el consumo de kWh.
Esta evaluación constituye una buena oportunidad para considerar el reemplazo de electrodomésticos potencialmente obsoletos por modelos más nuevos y eficientes, y para programar la limpieza de heladeras, ventiladores, equipos de aire acondicionado. Realizarla de manera regular contribuye al funcionamiento eficiente de estos dispositivos.
Aprovechar la luz del sol
La luz del verano es un arma de doble filo: permite reducir el encendido de lámparas, pero recalienta el interior de las viviendas. En este punto vale recomendar dos acciones: colocar las persianas a media asta, para mantener los ambientes frescos sin desaprovechar la luz natural y, si fuera posible, instalar cortinas térmicas que dejan pasar los rayos solares y a la vez bloquean el calor excesivo.
También es importante recordar que los colores oscuros absorben y retienen el calor. Por lo tanto, en verano conviene colocar cortinas claras y quitar alfombras, mantas y tapizados oscuros.